Las primeras abejas

 

Las abejas, hacen su aparición en el mundo, en las postrimerías de la era terciaria hacen unos 150 millones de años, podemos decir entonces, que su presencia es anterior a la de hombre.

Desde tiempos remotos, merecieron la atención de éste, cuando descubrió que el fruto de su trabajo, la miel, era una sustancia dulce con la que pronto aprendió a mejorar sus alimentos. Todos los pueblos de la antigüedad las consideraron sagradas, viendo en ellas un símbolo de trabajo, pureza y ahorro.

Antigüedad y mitología

Figura en la mitología griega, siendo Aristeo el primer apicultor. Los romanos, los egipcios, los judíos, asirios e hindúes, las mencionan muy especialmente como componentes de recetas medicinales. Numerosas son las citas que de ellas hacen los libros sagrados; pinturas existentes en las paredes de tumbas y templos egipcios, dan una idea de que medios se valían entonces, para su extracción y distintos usos. Usaron además a las abejas como emblema sagrado y estilizándos con motivo predominante en orfebrería. Aristófanes y Plinio se ocuparon de ella, en uno de los cuatro libros de Las Geórgicas, Virgilio detalla su organización y sus costumbres. Hasta el descubrimiento de la caña de azúcar, cuyo consumo se intensificó en detrimento de la miel, ésta había sido durante muchismo tiempo el único endulzante que había conocido la humanidad.

La explotación de las abejas se hacía entonces en forma rudimentaria y no había llegado nunca a tener una significación mayor. Fue recién en las postrimerías del siglo pasado, en que estudiosos como Huber, Dzierzon, Sylviac etc. realizaron importantes observaciones, que se complementaron con la colmena movilista de Langstroth, la que dio a la apicultura el verdadero impulso que la transformó en floreciente industria.

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